La participación de Jeannette Jara en el debate presidencial de este miércoles fue evaluada como un complejo cara a cara, marcado por críticas de candidatos tanto de oposición como de izquierda. La exministra de Trabajo fue interpelada de manera reiterada por sus contendores, entre ellos Marco Enríquez-Ominami, quien incluso intentó provocarla en tono personal. También recibió cuestionamientos de José Antonio Kast, Johannes Kaiser y Eduardo Artés.
El tono de Jara, distante de la imagen afable que mostró en las primarias, fue calificado por algunos como “incomodidad” y “dureza”. Sin embargo, en su comando sostienen que la intensidad de los ataques respondió a su condición de favorita en primera vuelta, lo que habría llevado a varios candidatos a concentrar sus embates en ella. “Tenía que mostrar carácter frente a imputaciones y violencia verbal”, explicaron asesores, quienes valoraron su cruce con Kast por la polémica de los bots asociados al Partido Republicano.
Respecto a diferencias internas, el equipo de Jara defendió la discrepancia con su jefe económico, Luis Eduardo Escobar, sobre la propuesta de ingreso mínimo, subrayando que es la candidata quien toma las decisiones. En la misma línea, el diputado y vocero Tomás Hirsch destacó que esto refleja cómo ejercerá su liderazgo en caso de llegar a la Presidencia.
El parlamentario también sostuvo que el “todos contra Jara” en el debate demuestra su fortaleza en las encuestas y que, pese al asedio, logró expresar sus principales propuestas en materia de seguridad, desarrollo económico y derechos sociales como salud, educación y vivienda.
Por su parte, la secretaria general del Partido Comunista, Bárbara Figueroa, coincidió en que Jara fue la más interpelada por ser la candidata mejor posicionada, y defendió que lo que mostró en el debate fue “firmeza”, aclarando que ello no contradice la empatía y cercanía que la caracteriza. (NP-GPT-Emol)