Presentación de CENDA al Comando de Jeannette Jara Román – Al servicio de la verdad

6


Reformas Necesarias

“No hay excepción en la ley de la historia que conduce a los pueblos a la hecatombe si postergan las reformas necesarias”

Arturo Alessandri Palma, 1925

El texto fue dado a conocer públicamente ayer en la sesión del ciclo CENDA «Las Reformas Necesarias», .con la participación de Álvaro Gallegos (PS), Mario Villanueva (No+AFP) , Sergio Ehijos (ex vicepresidente ANATRINP y Daniel Jadue,

Presentación del Directorio de CENDA a la Comisión de Programa de la Candidatura Presidencial de Jeannette Jara Román   

El Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo, CENDA, manifiesta su apoyo decidido, entusiasta e incondicional, a la candidatura presidencial de la compañera Jeannette Jara Román.

El pueblo trabajador de Chile la ha distinguido con toda su confianza, con lo cual la ha investido de la inmensa autoridad requerida, para abrir un cauce de solución democrática y progresista a la crisis política nacional en curso. Encabezando la gran alianza política que; de manera incondicional e inmediata que honra la tradición de flexibilidad y responsabilidad democrática de los partidos progresistas de Chile; se ha conformado en apoyo a su candidatura y se ha unido para respaldarla con una amplia mayoría en el Parlamento.

La Presidenta Jeannette Jara Román no defraudará a su pueblo. Investida durante el proceso electoral en curso con la autoridad requerida y cómo ella misma ha declarado: sabrá gobernar. Sabrá conducir esta amplia alianza; sin duda y como es asimismo tradición, con el concurso adicional de otras fuerzas democráticas que estarán en la oposición; para realizar las reformas necesarias que, cómo es bien sabido, son el camino para resolver en un sentido de progreso las crisis políticas nacionales. No existe hoy en el país ninguna otra fuerza política capaz de hacerlo.

Ciertamente, el programa del futuro gobierno; la identificación de las principales reformas necesarias y, muy especialmente, el enunciado de las propuestas concretas para realizarlas; será el que determine la futura Presidenta de la República, Jeannette Jara Román. Es a ella y a nadie más, a quién el pueblo ha distinguido con su confianza y por lo tanto investido con la autoridad requerida, para resolver la crisis política nacional. 

Sin perjuicio de ello y en lo que sigue, CENDA se dirige respetuosamente a la comisión de programa de su candidatura, para someter a su consideración algunas reflexiones que se refieren principalmente al carácter de dicho programa, sin entrar a las medidas concretas necesarias para implementarlas, un par de las cuales se sugiere sólo a título de ejemplo.

CENDA confía que, en parte, estas consideraciones puedan resultarles de utilidad en el desempeño de su alto cometido.

La crisis política nacional

Cómo sucede a cada tanto, en todas las sociedades y en todas las épocas, Chile atraviesa hoy, desplegada en forma multitudinaria desde el 18-O, una crisis política nacional; es decir, la pérdida de legitimidad de la autoridad política; la que se extiende en mayor o menor medida a casi todas las instituciones del Estado. Ello resulta bien evidente y es reconocido, de una u otra manera, por todos los sectores políticos sin excepción. 

 

Sin autoridad política legítima, es decir, reconocida por la mayoría y acatada por todos, en todo el territorio; tal cómo Chile experimenta hoy a diario; nada puede funcionar como es debido, en orden y en paz. No operan debidamente las instituciones del Estado ni las de la sociedad civil, incluyendo ciertamente entre estas a las empresas organizadas con fines de negocio. La vida material y espiritual de la sociedad cae en la anarquía, cada cual hace lo que le viene en gana y la ley del más fuerte se impone en todos los ámbitos de la sociedad, así alterada de arriba abajo y por completo.

Sin una autoridad política legítima, como es bien sabido, la vida se torna insoportable para la ciudadanía toda; para el pueblo trabajador que no tolera ya más esta situación y se encuentra en ánimo de actuar para ponerle término de algún modo; pero también para los de arriba, que no pueden continuar ejerciendo su liderazgo como antes. 

Por estas razones, a juicio de CENDA, el carácter del programa de la amplia fuerza política democrática y progresista que en plena crisis política nacional aspira a conducir el próximo gobierno, no puede ser otro que restablecer una autoridad democrática legítima. Sencillamente eso, ni más ni menos.

Como repetía hasta el cansancio el expresidente Alessandri Palma hace exactamente un siglo, las crisis políticas nacionales sobrevienen de modo inevitable cuando se postergan las reformas necesarias; es decir, aquellas que acaban con los grandes abusos y distorsiones impuestos por los poderosos. Al actuar de ese modo irresponsable, la autoridad política abdica de su deber esencial que, como escribió NIcolás Maquiavelo, fundador de la ciencia política moderna, consiste precisamente en someter a los poderosos para que no abusen del pueblo. Si, por el contrario, es la autoridad la que se somete a los dictados de los abusadores, el pueblo con toda razón le quita su confianza y con ello su poder, y se vuelca en su contra.

Esa es la causa de la actual crisis política nacional. Si esta no es resuelta por fuerzas políticas progresistas; que, apoyadas precisamente en el impulso de aquella, sean capaces de realizar las reformas necesarias; amenaza con entregar la conducción del Estado a cualquier aventurero que prometa aserrar el sistema político de raíz. El riesgo que, en este marco, la hez de la sociedad acceda nuevamente al poder en Chile, es percibido asimismo por un amplio espectro de fuerzas políticas democráticas.

No sólo en Chile se vive hoy una crisis política nacional desplegada. El contexto internacional no es ajeno a esta situación, pues muchos países viven hoy su propia crisis política nacional, en diversos grados de desarrollo, incluyendo a la principal potencia mundial.

Este marco político general resulta bien evidente y es sin duda compartido plenamente por la candidatura de Jeanette Jara Román cómo por la abrumadora mayoría del país. El programa requerido para abordarlo es así un programa nacional, que recoge los intereses del conjunto de los sectores que conforman la moderna estructura social del país y consiste en realizar las reformas necesarias para resolver la crisis política nacional que hoy le aqueja. 

Las reformas necesarias

A juicio de CENDA, las reformas necesarias son aquellas requeridas para terminar con los principales abusos y distorsiones originados el 11 de septiembre de 1973, que no han sido corregidos sino agravados, por los gobiernos democráticos que sucedieron a la dictadura.

El carácter del programa hoy requerido, a juicio de CENDA, sin duda no es un asunto técnico sino esencialmente político: apoyándose en la fuerza de la masiva irrupción popular en el espacio político, actualmente en pleno curso, busca conquistar la conducción del Estado para someter a los grandes abusadores que hoy hegemonizan a la clase propietaria en su conjunto, al sistema político democrático y al país entero: la oligarquía rentista restaurada el 11 de septiembre de 1973. 

Principalmente, a los grandes grupos privados que se han apropiado los riquísimos recursos naturales del territorio nacional y aquellos que, desde su control del sistema financiero, se apropian de salarios de millones de personas del pueblo trabajador para financiar sus negocios; junto a otros que han establecido un control monopólico sobre casi todos los demás mercados. 

Se trata de un número reducido de grandes grupos económicos, que obtienen la mayor parte de sus ingresos de la renta que generan tales actividades; en lugar de percibirlos de la contratación masiva de trabajo asalariado para agregar valor a la producción de bienes y servicios que venden en mercados competitivos, lo que constituye la esencia progresista del modo de producción moderno.

Los principales abusadores, de muy lejos, son diez grandes empresas mineras, nueve de ellas extranjeras, que se apropian sin pago significativo de riquezas que pertenecen al pueblo y la nación; las cuales, sólo en cobre cuyos costos cubren con subproductos y exportan mayormente en forma de concentrados, alcanzan un valor equivalente a la mitad de los ingresos totales del Estado.

Por su parte, el sistema AFP; que la candidata misma ha declarado que hay que terminar; se apodera de salarios que en su nivel actual equivalen a un quinto de los ingresos del Estado. El grueso de estos se transfiere de inmediato a grandes empresas que financian de esa manera la mayor parte de su capital; especialmente las que pertenecen a cuatro reconocidos grupos nacionales, que controlan la industria de seguros, a la cual el sistema AFP transfiere en propiedad plena, mes tras mes y año tras año, la mitad de las cotizaciones recaudadas. Todo ello a pretexto de financiar pensiones, en circunstancias que las que paga este sistema son financiadas en dos terceras partes por subsidios fiscales; y si se agregan las pensiones públicas, que son tantas como las AFP, el fisco financia cerca del 90 por ciento del gasto previsional en Chile, a lo cual destina más de un quinto de su presupuesto; cuyo déficit por éste concepto financia endeudándose con el sistema AFP, que es acreedor de dos tercios de la deuda pública total.

A juicio de CENDA, las reformas necesarias hoy consisten principalmente en acabar con estos dos grandes abusos. Por cierto hay varias otras, cómo restablecer el derecho de acceso universal; a educación y salud públicas, gratuitas y de calidad y viviendas dignas para todos, entre otros. Otras distorsiones que hay que corregir se refieren a la inserción internacional del país, la que hoy resulta imperioso reorientar hacia la integración regional y el desarrollo hacia adentro de América Latina, estrategia en la que hoy coinciden los principales actores económicos. Sin embargo, por su magnitud y significado, son las dos primeras reformas necesarias las que arrastran a todas las demás. 

 

En cuanto a las medidas concretas requeridas para realizar estas reformas necesarias, las cuales corresponde diseñar y formular a la dirigencia política, CENDA se permite mencionar las siguientes, a título de ejemplo:

  • Generalizar a todos los recursos naturales la estrategia nacional del litio proclamada por el gobierno del Presidente Boric; es decir, reservar su explotación en exclusiva a empresas del Estado o sociedades controladas por éstas, con regalías adecuadas y la obligación de procesarlas en el país como impuso recientemente Indonesia. 
  • Acabar con el ahorro forzoso de salarios; recuperando las cotizaciones previsionales, las que en su nivel actual alcanzan para financiar íntegramente el doble de las pensiones que hoy paga el sistema AFP; y también los “ahorros previsionales” hoy en manos de la industria financiera; restituyendo al Estado los subsidios que ha aportado al pago de pensiones, los que equivalen a la deuda que el fisco mantiene con el sistema AFP; y devolver el resto a las personas afiliadas y “propietarias” formales del mismo.

La realización de estas reformas necesarias es, a juicio de CENDA, un camino cierto para superar la crisis política nacional en un sentido de progreso. En efecto, su contenido político permite corregir la mayor distorsión de la estructura social del país, originada el 11 de septiembre de 1973: la hegemonía entonces restaurada de este pequeño número de grandes grupos oligárquicos rentistas, sobre la moderna clase empresarial y sociedad en su conjunto. Acabar con dicha hegemonía, la que se extiende asimismo al sistema político democrático y casi todas las instituciones del Estado, restablecerá la confianza ciudadana en ellas y consecuentemente su autoridad, resolviendo así la crisis política nacional.

Ciertamente, identificar los principales abusos y las reformas necesarias para acabarlos es importante y útil, pero no resuelve el problema de cuándo y cómo realizarlas. Lo que sí parece necesario considerar de modo determinante hoy, es que estas reformas necesarias y otras que se determinen, sólo pueden ser realizadas en condiciones de crisis política nacional como la que vive el país en la actualidad, conducidas por una fuerza política como la que encabeza hoy Jeannette Jara Román. 

A juicio de CENDA, lo expuesto es el carácter de un programa que, esencialmente, adecúa la estructura del poder político a la moderna estructura social actual del país. Esta es el resultado de un siglo de grandes transformaciones progresistas, impulsadas principalmente por periódicas irrupciones masivas del pueblo trabajador en política, conducida siempre por amplias alianzas de partidos políticos democráticos, a resultado de las cuales la población del país se ha multiplicado por cinco, su población urbana por nueve y su producto interno bruto (PIB) más de veinte veces, en ese período.

El aspecto principal de la moderna estructura social de Chile es su pueblo trabajador; abrumadoramente urbano, paritario en género, muy joven, razonablemente sano y calificado, con un acceso sin precedentes a medios para informarse y comunicarse; el que por primera vez incluye una proporción significativa de personas de otras nacionalidades y etnias, las que han aportado la mayor parte de su crecimiento en lo que va del presente siglo. La principal característica sociológica del moderno pueblo trabajador de Chille es que la mayor parte de sus ingresos, por lejos, proviene de salarios; los que percibe en ocupaciones formales precarias, a las que accede poco más de un mes de cada dos en promedio, y trabaja por su cuenta o permanece cesante en el intertanto.

De su seno surgen asimismo, constantemente y por todos lados, decenas de miles de personas emprendedoras, dedicadas a todas las industrias y todas las artes, las que contratan la mayor parte del trabajo, con cuyo fruto están transformado, por completo, a ojos vista y un ritmo vertiginoso, todos los barrios, ciudades y campos de Chile.

 

Desde el punto de vista histórico, el carácter del programa expuesto consiste, ni más ni menos, que en la realización de las reformas necesarias para acabar con la restauración oligárquica impuesta tras el 11 de septiembre de 1973; y culminar en Chile su propia era de revoluciones, que a lo largo de un siglo ha impulsado la transición del país desde su pasado agrario señorial a la época moderna; abriendo paso así al florecimiento que esta trae consigo, en todos los ámbitos de la vida social, económica y política.

Sin perjuicio de lo anterior, como el mundo ya bien conoce y los trágicos eventos internacionales hoy en curso lo hacen presente, el advenimiento de la época moderna no termina con los conflictos sociales, ni a nivel nacional ni internacional. Sin duda y por mucho tiempo más todavía, no acabará tampoco con las periódicas crisis políticas nacionales y las correspondientes irrupciones masivas del pueblo trabajador en política que, a su vez, permiten resolverlas en un sentido de progreso.

 

Directorio
Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo, CENDA

Santiago de Chile,  2 de octubre 2025
Crónica Digital

admin

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *