Una intensa disputa se instala en el seno de la derecha dentro de la contienda parlamentaria por los ocho escaños del Distrito 10, enfrentando al diputado Jorge Alessandri (UDI) y al excandidato a gobernador regional Francisco Orrego (RN). Ambos representan el ala más dura de sus respectivas colectividades, compartiendo un electorado similar y configurándose como los principales actores de la reconfiguración del distrito.
La competencia se intensifica debido al diseño del sistema D’Hondt, que obliga a los partidos a medir fuerzas no solo contra la oposición, sino al interior del pacto. En este escenario, el subpacto de Renovación Nacional (RN) se instala con un potencial mayor gracias a la figura de Orrego y a la postulación de la diputada María Luisa Cordero, una figura mediática que busca la reelección tras obtener 20.500 votos en 2021.
Esta ventaja estructural genera preocupación en la Unión Demócrata Independiente (UDI), donde Alessandri, que busca revalidar su escaño por tercera vez, compite con compañeras de lista menos reconocidas: Macarena Zarhi y María Jesús Schwerter.
PROYECCIONES
Las proyecciones internas de los partidos de derecha, que coinciden con los sondeos de la izquierda, sugieren que el bloque opositor podría aumentar su representación en el distrito. El escenario más probable apunta a un reparto de cinco cupos para la derecha y tres para el oficialismo. Si bien esto da cierta holgura a Alessandri y Orrego, abre la incógnita sobre quién de ellos capitalizará mejor el crecimiento al interior de Chile Vamos.
El perfil de los candidatos es un factor determinante:
Jorge Alessandri, con dos períodos en la Cámara, cultiva un voto en electores mayores de 50 años de sectores tradicionales de Santiago y se beneficia del peso simbólico de su apellido entre segmentos conservadores.
Francisco Orrego ganó gran visibilidad tras su sorpresiva candidatura a la Gobernación Metropolitana, donde obtuvo dos millones de votos (44%). Su fortaleza se concentra en comunas como Ñuñoa y Santiago y en votantes de derecha más jóvenes, que lo ven como una figura de discurso duro pero menos asociada a la derecha clásica.
APOYOS CRUZADOS
Ambos líderes enfrentan una amenaza común con la irrupción de José Antonio Kast Adriasola, hijo del candidato presidencial, como figura emergente del Partido Republicano. Su presencia tensiona la competencia al movilizar a un electorado similar, obligando a RN y la UDI a defender espacios de votación que antes consideraban seguros.
A pesar de la pugna electoral, la relación entre Alessandri y Orrego se considera fluida, con el diputado UDI apoyando el despliegue de Orrego en su campaña a la gobernación, y ambos compartiendo espacio en el programa radial Conectados de Radio Agricultura.
En el mundo de los liderazgos externos, la disputa se refleja en los respaldos: Sebastián Sichel ha expresado cercanía a Alessandri, mientras que Mario Desbordes se ha alineado con Orrego, aunque manteniendo gestos hacia el diputado UDI. Esta dinámica refleja la disputa soterrada dentro de Chile Vamos por consolidar al referente del sector en un distrito de alta visibilidad, siendo la apuesta de Orrego para RN la posibilidad de recuperar un escaño histórico con un militante propio en el Distrito 10. (NP-Gemini-La Tercera)