Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una iniciativa clave promovida desde 1992 por la Federación Mundial para la Salud Mental, con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta fecha va más allá de una simple celebración: es un llamado a la acción, la sensibilización y la defensa de la salud mental como un derecho fundamental.
La OMS define la salud mental como un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente, y contribuir a la mejora de su comunidad. No es solo la ausencia de trastornos mentales, sino la capacidad de navegar los desafíos de la vida con resiliencia.
Un Llamado Urgente
Los objetivos centrales de la Conmemoración son, en primer término, crear una mayor conciencia social sobre los problemas de salud mental, promover la educación al respecto y movilizar esfuerzos para que la atención esté disponible para todos. En segundo lugar, es menester trabajar por la reducción del estigma, combatir la discriminación y el miedo que a menudo rodean a los trastornos mentales, alentando a las personas a buscar ayuda sin temor a ser juzgadas.
Finamente, es clave la inversión y la política pública, conjuntamente con la iniciativa en el plano legislativo. Es necesario que los gobiernos y las instituciones prioricen la salud mental y aumentar la inversión pública en la prevención, el tratamiento y la rehabilitación.
Según la OMS, se estima que un porcentaje significativo de los adultos en el mundo padece depresión, y la pandemia de la COVID–19 visibilizó aún más la insuficiencia de los sistemas de prevención y atención, especialmente para las niños, niñas y adolescentes. Por ello, la promoción del bienestar en entornos críticos como el laboral, familiar y educativo es más importante que nunca.
Cada persona, al crear microespacios de silencio, practicar la desconexión digital o hablar con honestidad sobre sus sentimientos, contribuye a la construcción de un mundo más sano, humano y resiliente.
Chile en el Día de la Salud Mental
Desde Chile, el Día Mundial de la Salud Mental debe ser un momento clave para reflexionar sobre la crisis de salud mental que afecta a una parte significativa de la población y para impulsar avances en políticas públicas y acceso a la atención. Al respecto, los desafíos en el país se centran en la coexistencia de desafíos estructurales en la desestigmatización y el fortalecimiento del marco legal.
La principal preocupación es el alto nivel de problemas de salud mental, con estimaciones que indican que uno de cada tres chilenos podría sufrir un trastorno mental en algún momento de su vida. Los desafíos más acuciantes son el bajo presupuesto: a pesar de la alta prevalencia, el porcentaje del presupuesto de salud pública destinado a la salud mental es insuficiente, lo que dificulta una respuesta eficaz.
Por otro lado, son notorias las barreras de acceso. Persisten largas listas de espera para la atención en el sector público, una discontinuidad en los servicios y una cobertura muy baja de los tratamientos en el sistema privado, lo que hace que la atención sea un privilegio y no un derecho garantizado.
Así, se ha tendido a la normalización de la automedicación. Existe una “omnipresencia del fármaco” y una extensión de las prácticas de automedicación, lo que refleja una necesidad de “analgesia” la sociedad chilena, en lugar de un abordaje terapéutico integral.
La crisis sanitaria luego de la pandemia, agravó los trastornos, generando un deterioro del bienestar general y exponiendo la falta de capacidad de servicios profesionales de urgencia y la discontinuidad en la atención especializada.
Al respecto, es necesario avanzar en la “desinstitucionalización” y un modelo comunitario. Desde hace años, se ha venido logrado una reducción en el número de personas en los hospitales psiquiátricos, aumentando las plazas en dispositivos de apoyo residencial y en un modelo de atención comunitaria. Ello debe ser fortalecido y profundizado.
Es necesario trabajar por la aprobación del Proyecto de Ley Integral de Salud Mental, una iniciativa que busca armonizar diversos cuerpos legales para garantizar el respeto de los derechos de las personas en la atención. Su objetivo es asegurar que la salud mental se integre en políticas de otros ámbitos (como la educación, trabajo, justicia) y fortalecer la institucionalidad, incluyendo la Comisión de Protección de Derechos en Salud Mental.
Desde Chile, el mensaje básico del Día Mundial de la Salud Mental es una combinación de autocuidado y demanda social.
Hay que garantizar la salud mental como Derecho Universal. El acceso a la atención debe ser un derecho asegurado por el Estado y no motivo de una brecha de desigualdad.
Es indispensable promover diálogo en la sociedad. Se ha avanzado en la desestigmatización, con una menor resistencia a hablar sobre el malestar psicológico. El llamado es a continuar normalizando la búsqueda de ayuda y a cultivar un diálogo amable y respetuoso.
Finalmente, hay un rol social y comunitario insustituible. La invitación a la ciudadanía es a reconocer las señales, a no negarlas, y a fomentar las redes de apoyo (familiares y sociales) como pilares fundamentales para prevenir la ansiedad y la depresión.
La salud mental es un asunto de todas y todos.
Por Christian Vittori. El autor es administrador público y fue alcalde de Maipú. Hoy es candidato a diputado por el Distrito 8 de la Región Metropolitana.
Santiago, 10 de octubre de 2025.
Crónica Digital.