Dado que hasta ahora, la derecha iría dividida a la elección parlamentaria, tras la alianza entre republicanos, socialcristianos y nacional libertarios, «Derecha Unida», pese a la insistencia de Chile Vamos para realizar una lista única, especialistas y dirigentes del comando de Matthei estiman que es posible que la izquierda tenga una mayoría en el Congreso.
En el programa «Mirada Líbero», el candidato presidencial del Partido Nacional Libertario rechazó definitivamente esta idea y sostuvo que «quemaron las confianzas de manera sistemática (…). Chile Vamos ha avanzado en tratar de convertirse en la Democracia Cristiana«, sostuvo. El abanderado además reveló sus diferencias con José Antonio Kast y habló de sus principales propuestas programáticas.
«CHV PUEDE RECOGER EL VOTO DESCONTENTO DE LA CENTROIZQUIERDA»
-Usted reafirmó que no se bajará de la carrera presidencial. ¿Ve algún riesgo de que ir con tres candidatos fortalezca la candidatura de Jara?
-La centroizquierda dejó de ser una opción política en Chile, cometieron un harakiri, respaldando al Partido Comunista, haciéndose cargo entonces de todas las mentiras que se dijeron sobre los 30 años, y en la práctica se sepultaron, transformándose en vagones de cola de una candidatura que es peligrosa para la democracia, para la economía, e incluso para el estómago. Ahora, en la centroderecha o en la oposición hay tres proyectos políticos que tienen cosas en común, pero que tienen diferencias importantes, respecto a lo que es su actitud en la gestión y en materia de principios. El proyecto nacional libertario en ningún momento, jamás, estuvo dispuesto a entregar ciertas cuestiones esenciales que se propusieron, por ejemplo, el segundo proceso constitucional. Hay temas ideológicos profundos. Entonces, la lógica indicaba que nosotros íbamos a presentar una candidatura propia, ofrecimos sentarnos con todo el mundo para hacer un proyecto de mínimos comunes, y la verdad que nunca nos pescaron. De hecho, a nosotros nos siguen sin pescar, porque Guillermo Ramírez habla de una lista única y habla de Republicanos.
-¿Estaría dispuesto a hacer una lista única con Chile Vamos?
-No, a esta alturas ya no, porque quemaron las confianzas, han fundido las confianzas de manera sistemática. El 4 de septiembre habíamos obtenido un triunfo rotundo, en el cual debió haberse hundido la extrema izquierda chilena, debió haber muerto políticamente, y fueron y le regalaron un segundo proceso, que fueron a negociarlo más encima con el Partido Comunista. Después le entregan una reforma tributaria, una reforma previsional, ¿de qué lado están jugando? Esa es la razón por la cual estamos un poquitito tostados con ellos, y es la razón por la cual llevamos también dos listas parlamentarias. Para que la gente pueda, con su voto, decirnos si quieren seguir respaldando la ‘acuerditis’ con la extrema izquierda de Chile Vamos, o quieren ir a una postura que sea más sólida en materia de defensa de ciertos principios esenciales que son los que sirven para que los países avancen.
-¿Pero ve un riesgo de que con esto la izquierda obtenga mayoría en el Congreso, y que también obtenga los quórums para cambiar la Constitución vía Congreso?
-No estamos en el sistema binominal. En el sistema binominal eso era quizás factible, pero ahora nosotros tenemos un sistema proporcional, que fue creado por los partidos políticos para castigar la concentración y premiar la desconcentración de listas. Si usted lleva dos listas, le va mejor que con una. Si lleva tres, le va peor que con dos, efectivamente. Pero el hecho es que no es tan sencillo. Si usted ve los distritos que tienen ocho parlamentarios, por ejemplo, ir con una sola lista no le garantiza nada. No le garantiza un mejor resultado.
-Entonces, con dos listas, ¿no hay riesgo de que pierdan mayoría en el Congreso?
-De ninguna manera. De hecho, si llevamos dos listas, una de centroderecha y una de derecha, la lista de Chile Vamos podría recoger mucho del voto descontento de centroizquierda, que no quiere apoyar una alternativa totalitaria para gobernar el país. En ese sentido, se podría incluso fortalecer el escenario de la oposición. No hablemos de la derecha, porque Chile Vamos tiene eso que es de centro, centro y algo… Entonces, yo no veo por qué debiesen tener tanto pánico. Mira, Chile Vamos ha intentado siempre ser de centro, ahora son de centro y no quieren ser de centro.
-Pero en cuatro circunscripciones senatoriales va a haber una especie de sistema binominal. Si se pierden esas cuatro, se pierde la mayoría en el Senado…
-Me está diciendo que duplicaría la izquierda a la oposición. Porque para que salgan dos de izquierda, tienen que duplicar con voto al siguiente candidato de la oposición. Yo no lo veo posible. Ahora, en aquellos lugares donde existe algún riesgo, probablemente se compensa para que eso no suceda. Pero una lista única es otra cosa.
-¿Usted considera que Chile Vamos no es derecha?
-Chile Vamos fue derecha, Chile Vamos trabajó arduamente por ser de centro, y creo que tuvieron éxito.
-¿Ya no son de derecha, entonces?
-Ellos querían ser de centro. De derecha les quedan algunas cosas, hay algunos parlamentarios, etc. Pero la verdad es que Chile Vamos ha avanzado a paso firme y convencido en tratar de convertirse en la Democracia Cristiana, como fue en su momento. Y eso es legítimo. El tema es que nosotros lo vemos desde nuestra perspectiva. Decimos que hay cosas que no se hacen, hay cosas que no consideramos correctas, hay formas de hacer política que no compartimos. Y no nos equivoquemos porque al final, tanto el Partido Republicano, el Partido Social Cristiano, el Partido Nacional Libertario, emanamos de eso… Y eso fue porque nos dejaron botados. Porque se corrieron a la izquierda y nos dejaron botados.
«PODRÍA HABER DICHO QUE EL DE JARA SERÁ UN GOBIERNO A LO MADURO EN MUJER”
-Usted dijo que Jeannette Jara «es Bachelet con esteroides”, y criticó el legado de Bachelet, lo que algunos han calificado como un insulto. ¿Cómo responde a las críticas?
-¿Qué tiene de polémico? Es como decir que Jara es Bachelet con más masa muscular, es Bachelet con menos restricciones, es una Bachelet más potente. Eso significa una Bachelet con esteroides. Yo no sé qué es lo que quiere entender la gente cuando uno dice esto. Sobre todo, yo venía describiendo el tipo de gobierno que hizo Bachelet 2, de la retroexcavadora, que destruyó la educación pública, destruyó el sistema de inteligencia, le metió todo tipo de elementos para destruir la disciplina dentro de las Fuerzas Armadas y de orden. En la práctica fue un gobierno nefasto, y metió al Partido Comunista al gobierno. Entonces, cuando digo que un gobierno de Jara sería el gobierno de Bachelet con esteroides, me van a disculpar, pero incluso estoy siendo muy simpático, porque pude haber dicho que el gobierno de Jara sería un gobierno de Maduro identificado como mujer.
–Desde el comando de Jara acusaron «odio y clasismo” por sus declaraciones.
-Los únicos clasistas aquí son los que creen que el motor de la historia es la lucha de clase, yo no soy clasista, ellos son clasistas, ellos ven el mundo desde la perspectiva de que estamos todos enfrentados en una lucha de clases eterna y permanente. Así como entre el bien y el mal. Ellos son los marxistas leninistas, no yo. Y por lo tanto, yo no odio. Los que odian son ellos. Lo que pasa es que ellos odian lo que yo digo. Lo que yo digo no les conviene, lo que yo digo no les gusta. Los que odian no somos nosotros. Nosotros amamos nuestro país. Incluso, le tengo cierto cariño a los comunistas, especialmente porque los comunistas más inteligentes terminan siendo los mejores anticomunistas, porque se dan cuenta de la farsa, el engaño y la maldad que hay detrás de esa ideología, y terminan siendo los mejores testigos contra esa secta que le ha hecho tanto daño a la humanidad.
-¿Y cómo le responde a la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, quien dijo que “es parte de su registro habitual» y que «hay un sabio juego de piernas entre los dos candidatos de la ultraderecha, en donde uno dice tal nivel de barbaridades que el otro parece moderado cuando no lo es”?
-Yo le diría a la ministra Orellana, quien en su momento dijo que sacar a Monsalve no era tan fácil porque no era un portero, que por lo visto también le tenía un desprecio muy profundo a los porteros, que en materia de criterios y en tema de declaraciones, ella me gana por paliza. Ella, que salió a defender entonces a Monslave, acusado de violación. Ella, que según distintos parlamentarios de su propio bloque de gobierno, fue la que le salvó el pellejo al Presidente, acusado de acoso sexual, y que por eso está de ministra de la Mujer. Ella, que no ha interferido mayormente con varios seremis acusados por acoso o por abuso. Ella, que se quedó callada cuando una mujer denunciando abuso laboral, cometió suicidio en el Ministerio de Hacienda. Yo le diría a la ministra Orellana que tenga algo de vergüenza antes de venir a criticar a otra persona en razón de sus declaraciones, más aún, cuando las declaraciones son una crítica política. Las mujeres son iguales que los hombres en capacidades y en resiliencia, de hecho son mucho más duras muchas veces que nosotros. No venga a tratar de hacer como que las mujeres necesitan protección masculina.
«A MI NO ME SUBEN NI ME BAJAN»
-En la última Cadem usted ha ido perdiendo apoyo, mientras Kast ha ido en alza. Su peak fue un 15%, y ahora va en 6%. ¿Cómo ve esos números y qué va a hacer para repuntar?
-No me interesan las encuestas, son una manipulación abyecta de la opinión pública, sobre todo una, que se dedica a convencer a los políticos de que tienen que hacer las cosas de una manera específica. Lo dijo José Antonio Kast en la elección pasada, que a lo que se dedicaba Cadem era a subir y bajar candidatos. Bueno, a mí no me suben ni me bajan. Ni la presión me sube, ni me baja. Nosotros tenemos nuestro trabajo hecho, los que tienen que hacer el trabajo son los otros, y hemos demostrado que somos capaces de ponernos de acuerdo, de gestionar más allá de nuestras diferencias, que es lo que vamos a hacer ahora con el pacto parlamentario. Y estamos listos, ojo, el primer día de las inscripciones vamos a inscribir a nuestros candidatos parlamentarios. No como normalmente se hace en la política en Chile, que lo hacen el último día.
-¿Y por qué cree que la gente debiese votar por usted y no por José Antonio Kast? ¿En qué se diferencian?
-En esencia, porque nuestra aproximación va a ser más efectiva para solucionar los problemas que está enfrentando nuestro país. Nosotros entendemos la necesidad de un cambio de paradigma político, pero yo creo que eso no está tan representado por José Antonio. Tenemos que cambiar la visión que tiene el propio Estado de su función y de los ciudadanos, y tenemos que ayudar al ciudadano a reconocerse a sí mismo de nuevo como el señor en las relaciones entre el Estado y el mismo. El Estado debe ser sirviente y no puede servirse a sí mismo, sino que debe servir a la ciudadanía. Porque una de las razones por las cuales las cosas están funcionando tan mal en este momento es porque el Estado se ha independizado de las necesidades de la gente. Eso no puede ser y no puede continuar. No podemos darnos el lujo de tener un Estado que mira pasivamente cómo millones de ciudadanos terminan viviendo bajo el control de narcos, cómo hay provincias completas donde ya no se puede hacer agricultura, porque el abigeato o el robo de insumos le hace la vida imposible a los campesinos. O que la gente tenga que tener temor en sus propias casas, porque resulta que en cualquier momento viene un turbazo. Venimos con un cambio de actitud y por supuesto con una disposición a hacer las cosas distinto y eso también incluye endurecer muchísimo la mano.
-¿Pero José Antonio Kast es su adversario electoral, entonces, o no?
-No, no necesariamente. Es un competidor electoral. Yo tengo mucho más en común con José Antonio que lo que tengo en común, por ejemplo, con la señora Evelyn, y para qué hablar con la señora Jara.
-¿Cómo ve usted que José Antonio Kast se perciba como el hombre fuerte en seguridad? En la última encuesta Cadem, en los atributos presidenciales, Kast lidera en seguridad e inmigración, entre otros aspectos…
-Es que no creo en la Cadem, no le reconozco autoridad. Más allá de que posiblemente José Antonio convoca todo eso, pero yo a la Cadem le desconozco todo tipo de legitimidad. Me parece que tiene que dar demasiadas explicaciones respecto de su metodología. Ahora, respecto de lo que usted está planteando, es posible que haya mucha gente que crea que el equipo de José Antonio es un buen equipo en materia de seguridad. Ahora, la pregunta es si efectivamente José Antonio va a estar dispuesto a tomar las decisiones más duras en materia de seguridad.
«ES POSIBLE QUE TOME LAS MISMAS MEDIDAS QUE JAK, PERO DUDARÍA MENOS»
-¿Usted tomaría las decisiones más duras en seguridad, entonces?
-Yo creo que trepidaría menos. Es posible que tome las mismas decisiones, pero yo dudaría menos. Por ejemplo, en materia de lo que tiene que ser la política carcelaria, hemos propuesto un cambio de eje en lo que es la política penal (…) estamos proponiendo la creación de 90.000 plazas en baja seguridad, para descomprimir las cárceles de mediana seguridad y permitir un mejor control de esas cárceles por parte de gendarmería. Y, después incluir o generar espacios carcelarios especiales para los líderes de bandas criminales y cosas del estilo, como el sistema italiano. Nosotros queremos cambiar el sistema penal para que todo delito pague pena de cárcel, por lo menos un porcentaje. Nosotros hemos planteado la necesidad de expulsar a cientos de miles que se encuentran ilegalmente y que aumentan la irregularidad económica, lo cual también es un espacio donde florece el crimen organizado. Tenemos ciertas posturas o ciertas posiciones que son distintas.
-¿Cómo evalúa el caso de los militares involucrados en el traslado de drogas desde la frontera norte hasta Santiago? ¿Hay una amenaza narco en las Fuerzas Armadas?
-Absolutamente existe, evidentemente que hay un problema. De hecho, hay un problema social por lo demás también. Tienes un tercio de la población consumiendo drogas. Si tú tienes uniformados que consumen drogas, evidentemente que tenemos un problema. Y ahí no estamos enfrentados solamente a un delito de tráfico de drogas, ahí se comete el delito de traición a la patria, que es mucho peor. Están sirviendo a los enemigos del país. Esos elementos deben ser castigados como tal.
-¿Y qué propone al respecto?
-En primer lugar, tenemos que fortalecer la contrainteligencia de las Fuerzas Armadas, para que vayan identificando a los posibles miembros que caigan en estas tentaciones. Eso lo tenemos que hacer a todo nivel del Estado. Y no puede ser que el Presidente de la República se niegue a hacerse el test de pelo, y al mismo tiempo ande reclamando porque un funcionario de las Fuerzas Armadas participa del negocio. Entonces necesitamos que toda la administración se someta a este tipo de control, de manera regular.
-¿Cómo va lograr todo esto, en un país endeudado?
–En Chile no falta la plata, sobran los ladrones. Cuando usted ve la cantidad de recursos que se lapidan de manera sistemática, solamente en el tema de las licencias falsas eran cientos de millones de dólares. Y por lo demás, agradecer a la contralora Dorothy Pérez, que por lo visto es capaz de hacer milagros como nuestro señor Jesucristo, porque a la mitad de la gente que andaba tomando licencias, la curó de espanto, porque están todos sanitos ahora. Nosotros, a través de una mejor gestión y a través de un ahorro en áreas que no son clave, especialmente en personal, pretendemos ahorrar hasta un 10% del presupuesto nacional, con lo cual nos quedaríamos con un pequeño superávit, después de hacer la reforma tributaria que estamos proponiendo. Esto, de la mano de una activación de todos los proyectos que estén esperando en el sistema de evaluación ambiental o regulatorio, que estén paralizados por razones políticas, nos va a permitir en un primer año dinamizar nuestra economía, recuperar parte de los recursos que vamos a dejar de percibir a través de la reforma tributaria a la baja que estamos poniendo, y echar a andar el motor económico. Además, estamos proponiendo la eliminación de todas las contribuciones, la baja del impuesto a las grandes empresas del 27% al 20% y de las pequeñas dejarlo fijo en 12,5%.