El primer debate televisado entre los ocho candidatos presidenciales estuvo marcado por tensos intercambios centrados en la seguridad, la migración y el desempleo. Uno de los principales blancos de críticas fue el Gobierno, y en particular la abanderada oficialista y ex ministra del Trabajo, Jeannette Jara (PC), quien recibió cuestionamientos no solo de José Antonio Kast, sino también de Johannes Kaiser, Evelyn Matthei, Marco Enríquez-Ominami y Eduardo Artés.
Jara abrió el debate enfrentando a Kast por su supuesta relación con un “ejército de bots”. En un cruce inicial, lo emplazó a transparentar esa situación y a dejar de utilizar este tipo de prácticas. Kast negó las acusaciones y respondió recordando episodios en los que Jara lo habría acusado de mentir, lo que dio paso a un áspero intercambio. Sin embargo, a lo largo del programa, la candidata comunista se vio obligada a responder a las arremetidas de otros postulantes: Kast la cuestionó por temas de seguridad, Kaiser por el uso de Fonasa, y Enríquez-Ominami por su ausencia en debates anteriores.
En ese contexto, Kast logró recomponerse tras un inicio difícil, reforzando sus intervenciones con cifras como la afirmación de que “en Chile hay un asesinato cada ocho horas”. Evelyn Matthei, en tanto, tuvo una participación más discreta, apelando reiteradamente a la unidad y evitando profundizar en polémicas como la de los bots. La ex alcaldesa llamó a “cuidar la democracia” y advirtió sobre los riesgos de la polarización, subrayando que su objetivo es reconstruir el país y garantizar seguridad a los ciudadanos.
Uno de los puntos más álgidos del debate fue el desempleo, tema instalado tras la publicación del IPOM del Banco Central. El informe atribuyó el aumento de los costos laborales, en parte, a la ley de 40 horas y al alza del salario mínimo, señalando un impacto negativo en el empleo. Kaiser responsabilizó directamente a Jara, acusándola de haber generado mayor desempleo, mientras que Artés cuestionó el cambio en su propuesta de salario mínimo de $750 mil. Jara defendió su iniciativa, asegurando que contempla un subsidio a las pymes, aunque inicialmente evitó responder el costo de la medida, que más tarde cifró en el 0,1% del PIB. Kast también la interpeló, señalando que su gestión como ministra “no funcionó” y que las cifras de empleo son las peores de los últimos 15 años, excluyendo la pandemia.
En seguridad, Matthei expuso un plan compuesto por al menos 12 medidas coordinadas, destacando que “no hay nada más terrible que vivir con miedo”. Kaiser propuso fortalecer la fiscalía, mientras que Harold Mayne-Nicholls enfatizó el rol de la organización comunitaria. Franco Parisi planteó que los políticos deben “apretarse el cinturón”, y Jara reiteró su propuesta de levantar el secreto bancario. Kast, por su parte, recordó su iniciativa de construir una zanja en la frontera y criticó la reducción de presupuesto en fiscalía y contraloría bajo la actual administración.
El formato del debate permitió preguntas cruzadas, aunque no todas generaron la tensión esperada. Uno de los momentos más polémicos ocurrió cuando Parisi cuestionó a Matthei por supuestas “traiciones” en su trayectoria política, mostrando incluso fotografías relacionadas con Sebastián Piñera. La candidata de Chile Vamos reprochó el estilo de Parisi y defendió su relación con el ex presidente. Posteriormente, Matthei interpeló a Kast sobre su propuesta de reducción presupuestaria de $6.000 millones, lo que dio paso a un cruce de cifras entre ambos.
La experiencia política de varios de los participantes también se evidenció en los cruces. Parisi acusó al resto de los candidatos de ser responsables de la situación actual del país, lo que provocó la respuesta de Artés, quien le recordó que nunca se había “enriquecido” con la política. En el bloque sobre migración, Parisi sugirió “minar el norte”, lo que fue duramente criticado por Mayne-Nicholls, quien apeló a la humanidad y relató experiencias con jóvenes mutilados en conflictos internacionales.
El debate evidenció las tensiones entre los candidatos, con un foco recurrente en la gestión del Gobierno y con Jara en el centro de las críticas, mientras la seguridad y el empleo se consolidaron como los principales ejes de la discusión presidencial.