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Los recientes y deplorables ataques contra la Global Sumud Flotilla en aguas internacionales no solo son un acto de violencia sin justificación, sino una grave afrenta a la humanidad, en tanto transgreden los principios más básicos del derecho internacional. La violencia ejercida contra sus barcos y tripulantes no solo es injustificable, sino que además revela una absoluta desconsideración por la vida y el sufrimiento de las personas.
Esta misión, formada por una coalición de organizaciones de la sociedad civil y voluntarios no violentos de 45 países, incluyendo dos personas de origen chileno, no tiene otro objetivo que llevar ayuda humanitaria vital a una población sitiada y desesperada en Gaza, producto del duro acoso del régimen de Israel. No es una amenaza militar o terrorista. Es un faro de esperanza: una misión humanitaria cuyo único propósito es romper un bloqueo ilegal y llevar apoyo a una población que sufre un asedio brutal e inhumano.
Entre sus participantes se encuentra la reconocida ecoactivista Greta Thunberg, así como otras personalidades del movimiento verde internacional.
La violencia ejercida contra estos valientes voluntarios, que navegan bajo las banderas de la paz, la no violencia activa y la solidaridad, es una muestra de total desconsideración por la vida humana. Estos barcos transportan medicinas, alimentos y productos básicos, bienes que son fundamentales para la supervivencia de un territorio en crisis profunda. Atacar a quienes buscan aliviar el sufrimiento de los más vulnerables es un acto de cobardía.
Solidarizamos de manera inquebrantable con la valiente misión de la Global Sumud Flotilla. Su esfuerzo por romper el bloqueo y llevar un mensaje de esperanza y solidaridad a quienes más lo necesitan es un conmovedor acto de coraje y compasión humanitaria que amerita el apoyo solidario del conjunto de la comunidad internacional.
Su misión es un recordatorio poderoso de que la solidaridad global y la conciencia ética no pueden ser silenciadas por la fuerza. Cada barco y tripulante representa el compromiso de la sociedad civil de no permanecer pasiva ante la injusticia. Su valentía nos inspira a todos a alzar la voz y a exigir que se respeten los derechos fundamentales de todas las personas, sin importar su origen o condición.
Hacemos un llamado a todos los gobiernos, organismos internacionales y defensores de los derechos humanos para que condenen enérgicamente estos ataques y exijan el cese de toda agresión. Es hora de dejar de lado la mera retórica y tomar medidas concretas. De partida, es indispensable una investigación independiente y exhaustiva de los ataques para que los responsables sean sancionados.
Más aún: es clave que los gobiernos y organismos internacionales, incluyendo a las Naciones Unidas, exijan el fin inmediato del bloqueo del régimen de Israel y garanticen la seguridad de futuras misiones humanitarias.
Pedimos a la ciudadanía de todo el mundo que se unan a las voces que defienden la paz y la justicia, y que demuestren su apoyo a quienes, como la Global Sumud Flotilla, arriesgan sus vidas por un mundo más justo.
La Global Sumud Flotilla es un faro de esperanza. En momentos de oscuridad, su luz de esperanza es más necesaria que nunca. Atacar a quienes buscan aliviar el sufrimiento de otros es una prueba de la bancarrota moral de quienes lo hacen.
Expresamos nuestro reconocimiento a la perseverancia de los voluntarios, y reafirmamos nuestra plena convicción de que la solidaridad y la justicia prevalecerán sobre la violencia y el desprecio por la dignidad humana.
Por Hernán Palma Pérez. El autor es médico y Diputado del Distrito N° 12 de la Región Metropolitana.
Santiago, 25 de septiembre de 2025.
Crónica Digital.
