Jara y Carmona acuerdan tregua hasta el fin de campaña presidencial

4


La candidata presidencial oficialista, Jeannette Jara, movió estratégicamente sus fichas internas en el Partido Comunista (PC) tras el feriado de Fiestas Patrias, decidiendo enfrentar las constantes críticas a su campaña emanadas desde las filas de su propio partido, particularmente de su presidente, Lautaro Carmona, y del exalcalde Daniel Jadue. Fuentes cercanas a la abanderada señalan que el objetivo era cerrar ese flanco interno y establecer su autoridad dentro del PC, un movimiento que vino precedido por una intensa labor de lobby de su equipo, incluyendo un tenso encuentro entre Carmona y Laura Albornoz, vocera de la campaña.

El lunes 22 de septiembre, en un mensaje de carácter más personal que se transmitiría días después, Jara expresó públicamente haber sentido una “falta de fraternidad” y una diferencia en cómo se entiende la “responsabilidad” de su candidatura presidencial. A renglón seguido, la candidata marcó distancia con los gobiernos de la región al declarar que Cuba no es una democracia y Venezuela es una dictadura, un gesto claro para eliminar estos temas de su agenda electoral. La doble declaración generó un “fuerte tsunami” interno en la colectividad de la hoz y el martillo esa misma noche.

El timonel comunista, Lautaro Carmona, quedó atrapado entre los sectores «duros» del partido, quienes le exigían salir a defender la «verdadera fraternidad comunista» con La Habana, Caracas y con Jadue, y los partidarios de Jara, empoderados y con el control de la campaña. Finalmente, Carmona optó por plegarse a la candidata, publicando en redes sociales que el «Partido Comunista está comprometido hasta la médula por el triunfo de Jeannette Jara», lo que fue interpretado por muchos como un acto de rendición. Dirigentes oficialistas aseguran que con esta declaración “quedó claro que la que manda es Jara”. La directiva se alineará con la candidata, sin condiciones, asumiendo su nuevo programa y su estrategia de moderación, liderada por Darío Quiroga. El historiador y académico UC, Alfredo Riquelme, interpretó el cuadre de Carmona como una respuesta de “mínima sensatez política” para evitar un conflicto mayor.

El acuerdo de facto entre las facciones apunta a «administrar» el quiebre interno hasta que finalice el proceso electoral. Si bien las proyecciones electorales ven a Jara pasando a segunda vuelta, se anticipa una «catarsis» en el seno del comunismo chileno una vez concluido el balotaje el 14 de diciembre. Se vislumbran dos escenarios post-electorales: si Jara se impone y se convierte en la primera presidenta comunista de Chile, Carmona y la actual directiva tendrían que ceder el mando a una figura cercana a la mandataria. Por el contrario, si la derecha gana, Carmona y las posturas de izquierda internas se fortalecerían, reposicionándose como oposición y criticando el giro socialdemócrata de Jara. Un tercer escenario, planteado por el círculo de la exministra, es que una derrota ajustada con más del 40% de los votos la dejaría en la primera línea para las presidenciales de 2030. Analistas como Sergio Muñoz Riveros señalan que la postulación de Jara, aunque no gane, ya “agitó las aguas internas” y podría contribuir a un cambio partidario con un “claro compromiso democrático” que se distancie de las dictaduras de Cuba y Venezuela. (NP-Gemini-La Tercera)



admin

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *