Durante el jueves, la confirmación del respaldo de exmilitantes de la UDI, como el exministro Rodrigo Álvarez y el exsubsecretario Álvaro Cruzat, al abanderado del Partido Republicano, José Antonio Kast, generó inquietud dentro de la coalición Chile Vamos y particularmente en la UDI. Estas adhesiones, consideradas un golpe simbólico, desataron movimientos para contener desórdenes internos, liderados por el senador Juan Antonio Coloma, coordinador político de la candidatura de Evelyn Matthei.
Coloma, en sus intervenciones públicas y privadas, intentó relativizar el impacto de estos “desmarques”, recordando que muchos de estos exmilitantes nunca estuvieron plenamente alineados y enfatizando la necesidad de centrar esfuerzos en fortalecer la campaña de Matthei, especialmente con su propuesta del millón de empleos y el control fronterizo. Su labor ha sido clave para mantener la cohesión dentro de la UDI y minimizar tensiones, aunque en los últimos días la preocupación se ha focalizado en el sector liderado por Guillermo Ramírez.
Si bien Álvarez y Cruzat ya manifestaron públicamente su apoyo a Kast, voces internas destacan que esta situación podría abrir la puerta a que otras figuras vinculadas a la UDI y gremialistas, como el exministro Claudio Alvarado y la exministra Marcela Cubillos, también se sumen a la campaña republicana. Cubillos, justamente, se alineó abiertamente con el programa de Kast y criticó a Chile Vamos, destacando medidas emblemáticas del abanderado como la eliminación de la tómbola en educación y la reversión del préstamo estatal en la reforma previsional.
Este apoyo cruzado se enmarca en una estrategia republicana de reforzar su equipo con figuras técnicas y políticas cercanas a Chile Vamos, lo que ha sumado nombres como los exsubsecretarios Jorge Atton y Ricardo Irarrázabal, ampliando la inquietud interna sobre la evaluación negativa que algunos hacen de la campaña de Matthei.
El distanciamiento quedó en evidencia también por las declaraciones de Matthei, quien dejó abierta la posibilidad de no respaldar explícitamente a Kast en una eventual segunda vuelta, asegurando que “los votos no se traspasan” y que sería perjudicial para el país elegir entre dos extremos, lo que aumentó el malestar dentro de su propio sector.
En medio de estos cuestionamientos, la coalición enfrenta un desafío de cohesión para no debilitarse internamente en el tramo decisivo de la campaña presidencial, mientras José Antonio Kast gana terreno con el apoyo de exmilitantes y figuras técnicas que podrían marcar la pauta en los próximos meses. (NP-Perplexity-Tercera)