Luego del asalto a un banco algunos rehenes liberados se negaron a declarar en contra de sus victimarios. A la identificación de la víctima con el agresor, incluso lealtad, se le llamó “Síndrome de Estocolmo”.
En la próxima elección votarán 886 mil extranjeros. En Tarapacá representan 15%, en otras regiones uno de cada diez votos. Es suficiente para definir la elección de parlamentarios y, eventualmente, para lo que ocurra a nivel nacional. En Chile hay un migrante cada diez personas, incluyendo un estimado de 337 mil en situación irregular.
Ciertamente, quienes votan en Chile tienen una situación migratoria regular, pero la política migratoria afecta a toda la comunidad, como se observa en diversos países. Aquí, según diferentes encuestas, la mayoría votaría por candidaturas que sostienen una feroz posición antiinmigrante.
Por ejemplo, en mayo de 2025, en la “Cumbre de Líderes por la Libertad” que fue celebrada en Hungría, el candidato José Antonio Kast sostuvo: “Vamos a construir centros de retención. Vamos a aplicar medidas duras para que no puedan trabajar, para que no reciban más subsidios, para que no puedan enviar recursos al exterior”.
La medida 820 de su Programa de Gobierno ofrece un “recinto Transitorio… a las personas que se encuentren de manera irregular en nuestro territorio.” La medida 823 dice que los “que no cuenten con documentación regular deberán ser trasladadas al Refugio Transitorio para proceder a su expulsión”. Según la medida 829, va a “identificar, investigar y sancionar a … (quienes) …. están prestando ayuda y orientación a los inmigrantes ilegales”. Además, la medida 825 establece que replicará “la Unidad de Inmigration and Customs Enforcement (ICE) de Estados Unidos, con el objeto de buscar activamente a los inmigrantes ilegales …. y proceder a su expulsión de Chile en el más breve plazo”.
En los Estados Unidos, los agentes del ICE tienen cuotas de detenidos y un bono por deportación. Esto afecta a los inmigrantes irregulares y también a las familias establecidas. Una vez capturados, si no pueden ser deportados a su país, se mantienen en campos como “Alligator Alcatraz”, donde viven en carpas enjauladas, en condiciones sanitarias precarias y con denuncias de abusos. Otra alternativa que se negocia es su “exportación” a terceros países: Siswati (Suazilandia) es uno de esos destinos.
Por más que la mano del migrante vote con el corazón en su país, que apoyen a quienes los rechazan y tienen aquellas medidas como un modelo, no se explica sino por una suerte de “síndrome de Estocolmo colectivo”. Aunque “con aviso de lluvia, pocos se mojan”. Siswati espera.
Por Raúl Martínez. El autor es Cientista Social.
Santiago, 9 de octubre de 2025.
Crónica Digital.