cuando el discurso moral ignora su propia sombra – Al servicio de la verdad

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cuando el discurso moral ignora su propia sombra – Al servicio de la verdad

Por Eric Campos, Secretario General de la Central Unitaria de Trabajadores y Trabajadoras CUT Chile

La reciente columna “Parásitos”, publicada por Cristián Valenzuela en La Tercera, intenta presentar una crítica moral a los sectores sociales que, según su mirada, “viven del Estado” o “se alimentan de recursos públicos sin aportar al desarrollo del país”. Sin embargo, el texto resulta paradójico —y revelador— cuando se observa el propio recorrido profesional y político de su autor.

Valenzuela no es un outsider del aparato público. Es abogado, ex jefe de gabinete en los ministerios de Energía y Hacienda durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, y ha tenido contratos y asesorías con organismos estatales como la Dirección de Presupuestos (Dipres). Su trayectoria lo ubica, precisamente, en el corazón del Estado al que hoy acusa de ser un espacio parasitario.

A esto se suma su paso por la Fundación Jaime Guzmán, una institución que —aunque privada— ha mantenido históricamente vínculos orgánicos y financieros con el Congreso y el aparato estatal, mediante asesorías legislativas a parlamentarios de derecha.

En los hechos, esas asesorías se pagan con recursos públicos: el dinero de todas y todos los contribuyentes. Pero hay un dato político que no puede omitirse: Cristián Valenzuela es el principal asesor del candidato de la ultraderecha, José Antonio Kast, y una de las figuras ideológicas más influyentes en su entorno.

Su columna no es un desahogo personal: es parte del relato doctrinario del proyecto político que representa Kast, un proyecto que pretende reinstalar la lógica de los privilegios bajo el disfraz de la moral fiscal. El ataque al Estado social, a los derechos laborales y a la acción pública no es casualidad; es la expresión discursiva de una derecha que teme perder el control del aparato que ha manejado durante décadas.

Es decir, quien hoy fustiga a los “parásitos del Estado” ha vivido, en gran parte, de honorarios, sueldos y contratos del propio Estado, o de fundaciones cuya existencia depende del financiamiento público indirecto. Su discurso no es solo contradictorio: es una forma de proyección ideológica, en la que el mismo modelo que lo ha sostenido se usa como arma para estigmatizar a otros. La crítica moral a “los que viven del Estado” termina siendo una estrategia política para ocultar que buena parte de la élite conservadora chilena ha hecho exactamente eso, pero revestido de mérito, técnica y discurso de eficiencia.

Hablar de “parásitos” desde el privilegio de haber administrado ministerios y recibido recursos públicos no es una crítica al Estado, sino una defensa de su apropiación selectiva: un Estado disponible para los de arriba, y austeridad permanente para los de abajo. Esa es la vieja receta del neoliberalismo chileno: privatizar los beneficios y socializar los costos.

Eric Campos, Secretario General de la Central Unitaria de Trabajadores y Trabajadoras CUT Chile.

Santiago de Chile, 13 de octubre 2025
Crónica Digital

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