Menos de un millón 400 mil votos válidamente emitidos con el 99,83% de las mesas escrutadas. Esa fue la participación de las primarias presidenciales del oficialismo, una cifra baja, menor a la de 2021, que dejó perplejo a buena parte de la izquierda.
La sensación desde temprano daba cuenta que había menos gente en las urnas que en otras ocasiones, en una jornada marcada por bajas temperaturas en varias regiones del país y en unos comicios que eran con voto voluntario.
Con todo, Jeannette Jara (PC) se impuso con un 60,16% de los votos (825.704), seguida por Carolina Tohá (PPD) con un 28,07% (385.311), Gonzalo Winter (FA) con un 9,02% (123.806) y Jaime Mulet (FVRS) con un 2,74% (37.657).
A pesar del triunfo, los analistas ven un escenario cuesta arriba para la ex ministra del Trabajo, ya que en la primaria de hace cuatro años-que a diferencia de las primarias de este 2025 contó con la participación de Chile Vamos-, el actual Presidente Gabriel Boric obtuvo 1.058.027 votos, ganándole al ex alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC), quien obtuvo 692.862 votos.
Expertos consultados a Emol coinciden en que esta disminución en la concurrencia es una «mala noticia» para el oficialismo: la desafección con el actual Gobierno, el agotamiento con los partidos políticos tradicionales y la falta de capacidad de movilización de algunos sectores de la izquierda.
Así, la lectura entre los analistas es unánime: pese a su triunfo, Jara parte en desventaja de cara a noviembre y tendrá el desafío de unir a la izquierda como bloque para competir frente a la derecha.
DESGASTE DEL GOBIERNO
La baja participación fue interpretada por varios analistas como una consecuencia directa del desgaste de la actual administración. Por ejemplo, Rodrigo Arellano, vicedecano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, apuntó que «estas primarias tuvieron menos de un millón 400 mil personas, es decir, 350 mil personas menos que la primaria del año 2021, con un bloque nuevo incorporado, lo que desde el punto de vista de participación creo que es una mala noticia para el oficialismo y para la candidatura de Jeannette Jara, que parte con una cantidad de participantes mucho menor a la que tuvo el presidente Gabriel Boric».
Arellano añadió que «desde el punto de vista de participación creo que esto es un fracaso, cualquier número que hubiese sido inferior al porcentaje de participación de la primaria del 2021 iba a constituir un fracaso para el bloque oficialista«.
En su análisis, el desgaste no solo es del gobierno, sino también del proyecto político. «Quizás los más relevante en esto, yo creo, es la poca salud y en ese sentido la aprobación con que hoy cuenta el Gobierno del Presidente Boric. Es un gobierno que no ha logrado despegar de su aprobación, por tanto no ha logrado ampliar su espectro electoral y eso sin duda se ve reflejado en esta primaria», acotó.
Para Roberto Munita, académico de la Universidad de los Andes y de la UNAB, también hay una relación directa entre el gobierno y la desconexión con el electorado, añadiendo en la comparación de votos con la primaria del 2021. «Yo creo que lo principal es una desafección con el gobierno actual. De hecho, si uno mira las cifras, la votación de Jara en gran parte reproduce la votación de Daniel Jadue. Jadue sacó hace cuatro años 700.000 votos y Jara está sacando casi 830.000″, profundizó.
Asimismo, Munita destacó que el retroceso fue especialmente notorio en otras candidaturas del bloque. «La gran diferencia es que el millón de votos de Boric no se repitió y Winter apenas consigue un 10% y la votación de Tohá también fue muy baja en comparación a la votación histórica del socialismo democrático», aseveró.
Desde la Universidad Autónoma, el analista Eric Latorre agregó que «la campaña no logró movilizar, los candidatos del socialismo democrático y el FA no eran los mejores y representaban opciones que se ven antiguas y relativamente fracasadas. El Gobierno no está bien evaluado y Tohá y Winter llevaron ese peso. En definitiva fue una elección muy de nicho».
DEBILITAMIENTO DE PARTIDOS PROGRESISTAS
La debilidad de las estructuras partidarias y su distancia con las bases sociales tradicionales también fue un punto destacado por los expertos. En ese sentido, Marcelo Mella, académico de la Universidad de Santiago, identificó dos factores estructurales detrás de la baja convocatoria.
«Lo primero es un agotamiento con los partidos tradicionales por su falta de respuesta, por su falta de efectividad al momento de dar respuesta a demandas que son de mediano y largo plazo en la sociedad. Desde el problema de la seguridad hasta la restricción económica y problemas de vivienda, el fenómeno migratorio«, afirmó.
Según Mella, este cúmulo de frustraciones ciudadanas ha impactado directamente en la valoración de las fuerzas de izquierda. «Un conjunto de demandas que aparecen hoy día como preocupaciones para una parte importante del país y que no han tenido mayor respuesta en términos de política pública por parte de gobiernos liderados por partidos tradicionales. Yo creo que eso contribuye a un cierto agotamiento del país respecto a estas organizaciones y que hoy día en el caso de la primaria oficialista genera un bajísimo nivel de participación», agregó.
El académico sumó otro punto crítico: «Lo segundo creo que tiene que ver con un problema del oficialismo actual propiamente tal y que tiene que ver con que los partidos de izquierda o los partidos progresistas, salvo diría el Partido Comunista, en general han perdido presencia en el tejido social y particularmente entre sectores vulnerables».
En esa línea, Eric Latorre advirtió que solo un sector logró activar su electorado, apuntando a que «el PC y la extrema izquierda sí lograron movilizar, lo que se refleja en que Jara saca muchos más votos de Jadue en la primaria pasada. Los que claramente no lograron movilizar fueron el FA y el socialismo democrático».
CANDIDATURA QUE PARTE DEBILITADA
El escaso respaldo electoral no solo abre dudas sobre la capacidad de arrastre de Jeannette Jara, sino también sobre su viabilidad como contendora competitiva frente a los candidatos de la derecha. «Sin duda, la izquierda llega herida de cara a noviembre», sostuvo Munita.
«No solamente necesitaban una candidatura que ganara, que eso por supuesto iba a pasar, sino que ganara con holgura y con bastantes votos. Hoy día, frente a dos candidaturas fuertes del mundo de la derecha, como son (José Antonio) Kast y Evelyn (Matthei), lo que consigue Jara hoy día no le alcanza para ganar, sino que tiene que salir a buscar nuevos votos. Y eso, con la mochila del Partido Comunista, es muy difícil«, afirmó.
En esa misma línea, el académico agregó que «Jara hoy día no sale fortalecida, porque efectivamente saca un 60%, pero insisto, repite la votación de Jadue de hace cuatro años atrás, no consigue llevarse mucha votación de Boric ni de Tohá, y la mochila del comunismo le va a pesar mucho de ahora en adelante».
Eric Latorre coincidió en que la victoria no asegura un posicionamiento electoral sólido. «Sin duda es una victoria que debe tomarse con cautela por Jara, ya que ganó por su nicho, pero la campaña no convocó como para mostrar un arrastre de votos más amplio que permita prever cómo puede abrirse a una izquierda más moderada. Sin duda Jara llega a la presidencial con un problema de origen dada la participación», agregó Latorre.
Desde la Universidad San Sebastián, el académico José Miguel Cabezas fue categórico en cuanto al impacto político del bajo número de sufragios. «La escasa cantidad de votos válidamente emitidos en estas primarias reduce significativamente su relevancia política, tanto en el mediano como en el largo plazo», agregó.
Incluso, Cabezas enfatizó que «se trata de la participación más baja registrada en cualquier elección primaria, y está muy por debajo de los niveles alcanzados en las más recientes convocatorias del oficialismo. Este escenario limita el impulso político que podría haber significado esta victoria para la candidata electa».
Finalmente, Marcelo Mella hizo una distinción clave entre el orden político y la capacidad de competir y dividió el triunfo de Jara. «Las primarias del día de hoy significan una buena noticia y una mala noticia para el oficialismo», aseveró.
La buena noticia, dijo, «es que le permite coordinar un liderazgo para respaldar la competencia por las elecciones presidenciales de aquí a noviembre, a la primera vuelta». Por su parte, para Mella la mala noticia es que «el nivel de movilización electoral muestra que no es un piso de movilización suficiente el generado en esta primaria para asegurar que la candidata del oficialismo sea competitiva en noviembre».(Emol)