Investigador del IES y del Centro de Políticas Públicas de la UC, Pablo Ortúzar critica el encuentro de presidentes en Santiago. “Boric está auspiciando liderazgos que podrían terminar muy mal”. Y sobre la carrera presidencial y el debate contingente, señala: “El sistema político y su capacidad de ordenar, representar y articular voluntades políticas parece capotado”.
-Al parecer Jeannette Jara se estancó en las encuestas y Kast la alcanza. Algunos piensan que el efecto espuma post primarias se acabó. ¿Crees que aún tiene posibilidades frente a una derecha que has descrito como suicida?
-Nunca creí en el “efecto espuma”. Suponía que podía comenzar a hablarse de él una vez que la candidata sobrepasara el umbral de apoyo del gobierno, no antes de alcanzarlo. Lo que tenemos no es espuma sino un trasvasije esperable de apoyos. La pregunta es qué sigue, y ahí la pista se complica mucho porque la candidata Jara tiene que fondear su biografía militante, su partido con todos sus dirigentes y también al gobierno y su propio rol dentro de él. Restado todo eso, queda muy poco para trabajar, y dudo que le alcance para ganar.
-¿Cómo observas las estrategias de los candidatos que lideran las encuestas?
–Casi todos los analistas dijeron que el centro había dejado de existir por la derrota de Tohá y la caída de Matthei, pero resulta que los dos candidatos que van a la cabeza lideran inclinados hacia el centro y evitando los temas que les complican. Esto es facilitado por un ambiente político licuificado, donde los proyectos de país brillan por su ausencia y domina una lógica de reality show.
-¿A Jara tal vez le afectó el fallido anuncio de que iba a congelar su militancia al PC que desechó por ahora tras el “fuego amigo” de Jadue que se adelantó a la idea? ¿Qué papel ha jugado la dirigencia del PC en su estancamiento?
-Lo de Jadue fue un recordatorio de que incluso el alejamiento de Jara del PC, si ocurría, sería controlado, dirigido y puesto en escena por el Comité Central. Obviamente le hizo daño, y uno podría pensar que Jara lo resintió. Pero todavía no sabemos si ella en verdad tiene un proyecto de renovación del PC. Si su figura sigue creciendo en la izquierda, quizás no alcance para ganar la presidencial en esta vuelta, pero sí para montar una jarastroika dentro del PC. Esa sería la hora de la verdad.
-El encuentro de los cinco presidentes en Santiago, Democracia Siempre, organizado por Boric, no incluyó en su declaración final la palabra corrupción. ¿Hay una omisión en estos mandatarios progresistas a los que la oposición critica por su doble estándar en esta materia?
-Para cualquiera que siga las noticias en Colombia o en España, o conozca la última década de Lula, esta cumbre es una payasada. Más encima con el Presidente Boric haciendo campaña por una candidata de un partido que no cree en la democracia como forma óptima de gobierno, y que hace 5 años quería botar usando a la calle a un presidente democráticamente electo.
Yo entiendo la apuesta de Boric: quiere posicionarse a nivel internacional con un modelo de negocios entre Bachelet y Greta Thunberg centrado en el marketing de la democracia y los derechos humanos, congelar su liderazgo cuatro años, y después volver a candidatearse. Pero esta cumbre, además de poco seria, le puede salir por la culata, ya que está auspiciando liderazgos que podrían terminar muy mal.
-Matthei acusó una campaña sucia de parte de los Republicanos. De paso, le dio tribuna a menciones maliciosas de su salud en redes sociales. ¿Por qué la campaña de la candidata de Chile Vamos parece perder el rumbo?
-Hay varios motivos. El central yo creo que es un ambiente político banal, donde no se discuten ideas sino que todo parece sumido en el marketing y el espectáculo. La simulación tomó el control, y el producto que ofrece Matthei, así como el de Tohá, no es el más atractivo en ese contexto. En el vacío sin forma, lo que genera al menos una ilusión de orden son las polaridades, y de eso se trata la dinámica Jara – Kast. Pero todo esto debería preocuparnos: el sistema político y su capacidad de ordenar, representar y articular voluntades políticas parece capotado. Y no se puede gobernar desde el reality show. (Ex Ante)