En una actividad de campaña realizada en el bar Victoria de Pedro Aguirre Cerda, coincidiendo con el inicio de las Fiestas Patrias y la campaña oficial, la candidata presidencial Jeanette Jara buscó proyectar una imagen de unidad del oficialismo y defender sus capacidades para vencer a la derecha.
Para contrarrestar las críticas sobre la falta de apoyo del Socialismo Democrático, Jara apareció junto a figuras que se habían mantenido distantes de su precampaña, como la exministra Carolina Tohá y el diputado Gonzalo Winter, además de dirigentes de todas las colectividades de la coalición de gobierno. Sin embargo, la ausencia del presidente y la secretaria general del Partido Comunista, Lautaro Carmona y Bárbara Figueroa, evidenció el profundo quiebre existente entre la candidata y un sector de su propio partido.
Jara también aprovechó el evento para responder a las dudas generadas por su débil desempeño en el primer debate presidencial, donde se la percibió abrumada y molesta. La candidata, quien reconoció no haber quedado conforme con su rendimiento, se mostró sonriente y centró su discurso en el «Chile real», prometiendo seguridad y certeza y repitiendo palabras como «desarrollo» y «crecimiento económico».
Su mensaje principal al electorado de centroizquierda fue asegurar su capacidad para gobernar con el apoyo de una amplia coalición que va desde su partido hasta la Democracia Cristiana, reconociendo el carácter sorpresivo de su rol como líder de la izquierda y el difícil panorama electoral para el oficialismo.
Fuentes cercanas a la candidata señalan que el tránsito a ser la líder de todo el sector fue abrupto y generó una gran presión. Su principal asesor, Darío Quiroga, ha insistido en una estrategia de que Jara mantenga su esencia y personalidad. En su reciente gira por 16 regiones, enfocada en sumar adherentes no militantes ni votantes de izquierda, Jara comprobó el peso de representar a un gobierno con alta desaprobación, recibiendo comentarios sobre las principales debilidades de la administración Boric, como las listas de espera en salud, la crisis de inseguridad y el alza del desempleo.
Jara también ha tenido que lidiar con el constante torpedeo interno de su propio partido, en particular de Carmona y el exalcalde Daniel Jadue, quienes ven su liderazgo como una amenaza a la línea más radical del PC. La candidata ha reconocido estar desilusionada de su colectividad y ha explicitado que su relación con Carmona está definitivamente rota.
Además, ha cargado con el costo de haber dejado fuera de carrera a Carolina Tohá, la candidata preferida por sectores de La Moneda y el Socialismo Democrático, lo que generó críticas sobre su fair play. Las «luces amarillas» en el oficialismo se mantienen por dudas sobre su idoneidad y energía para la recta final, avivadas por su inasistencia al tradicional tedeum católico por «temas personales».
A pesar de la presión por realizar cambios, Jara ha mantenido a su círculo de confianza en el equipo de campaña. Para mañana, está agendada la presentación de su nuevo programa de gobierno, sobre el cual la candidata y la directiva comunista sellaron un pacto de no cuestionamiento, aunque los «guiños al centro» se guardarían para las vísperas de la primera vuelta. (NP-Gemini-La Tercera-Juan A. Quezada)