La activista verde Greta Thunberg merece el Premio Nobel de la Paz por la profunda y no violenta conexión que ha establecido en su lucha contra la crisis climática, demostrando que la acción ambiental es una acción por la paz y, además, es una acción no violenta y de un carácter global o internacionalista.
Pero en el desarrollo de las luchas de la joven sueca, ha asumido que la justicia climática está estrechamente vinculada a la justicia social, y al convencimiento de que la paz es un resultado de la justicia. Ello está en la base de sus recientes acciones contra el genocidio en el territorio palestino de Gaza.
La Crisis Climática como Amenaza a la Paz
Un argumento central para que se le otorgue el Premio Noble de la Paz a Greta es que el cambio climático es un multiplicador de amenazas que, si no se frena, será la principal causa de guerras, conflictos y flujos de refugiados en el futuro.
La escasez de agua, la degradación de la tierra y la inseguridad alimentaria, exacerbadas por el cambio climático, intensifican los conflictos por la competencia de recursos vitales, lo que históricamente ha sido una fuente de violencia y desplazamiento.
El aumento de los fenómenos meteorológicos extremos y el ascenso del nivel de los mares obligan a millones de personas a abandonar sus hogares, creando crisis humanitarias de enorme magnitud y tensiones en las regiones de acogida.
La contribución de Greta Thunberg a la paz no se basa en la diplomacia tradicional, sino en su capacidad para movilizar a la sociedad civil y forzar a los líderes mundiales a confrontar una amenaza a la humanidad y todas las formas de vida, utilizando únicamente medios no violentos y pacíficos.
Con su “Huelga Escolar por el Clima” (luego el movimiento “Fridays For Future”), Greta encendió un movimiento de masas global, juvenil y no violento que ha llevado a millones de personas a las calles en más de 150 países. Este movimiento ha sido descrito como una “principal contribución a la paz” al unir a pueblos de todo el mundo bajo una causa común, lo que es una contribución al “hermanamiento de naciones” que exige el testamento de Alfred Nobel.
Logró lo que décadas de informes científicos no consiguieron: convertir el cambio climático de un tema científico a una crisis ética y política urgente. A través de discursos influyentes en foros internacionales como la ONU y Davos, desafió directamente al poder, obligando a un debate más honesto y ambicioso sobre las medidas necesarias.
Al obligar al mundo a actuar contra la mayor amenaza a la habitabilidad de nuestro planeta y, por extensión, a la estabilidad de la civilización, Greta Thunberg ha trabajado de manera efectiva para garantizar las condiciones futuras de cooperación y seguridad, que son los fundamentos de la paz. Su activismo no violento, que exige a los gobiernos proteger el futuro de las nuevas generaciones, es un poderoso llamado a la justicia climática y, por lo tanto, a una paz duradera.
Lucha Humanitaria por la Paz en Gaza
Greta Thunberg merece además el Premio Nobel de la Paz por su incansable labor en la conexión de la crisis climática con la estabilidad global y la justicia social, y por su reciente y valiente activismo humanitario directo en zonas de conflicto, como es el caso de Gaza. Su trabajo encarna una comprensión moderna y fundamental de la paz, que va más allá de la ausencia de guerra para abarcar la seguridad y los derechos humanos universales.
Más recientemente, el profundo compromiso de Greta Thunberg con la ayuda humanitaria y la denuncia de las injusticias en Gaza, a través de su participación en las flotillas, amplía su mérito al demostrar un activismo por la paz en el terreno de los conflictos principales de la época contemporánea.
Thunberg ha formado parte de misiones como el velero “Madleen” (parte de la “Flotilla de la Libertad”) y la Global Sumud Flotilla, cuyo objetivo fue romper el bloqueo naval israelí para entregar ayuda humanitaria (alimentos y medicinas) a la población de Gaza, la que se enfrenta a condiciones de hambruna y colapso médico.
Su presencia en estas flotillas, que fueron interceptadas por fuerzas israelíes y resultaron en su detención y deportación, fue un acto de resistencia civil y humanitaria directa. Thunberg utilizó su plataforma global no solo para denunciar lo que califica de “genocidio” y “bloqueo ilegal e inhumano”, sino para poner su propio cuerpo y su libertad al servicio de la ayuda a una población asediada.
Al exigir un alto el fuego, el fin del bloqueo, así como el respeto al Derecho Internacional y a los Derechos Humanos, Thunberg subraya que la paz no es posible sin justicia, respeto a los derechos y dignidad de los seres humanos y, por consiguiente, acceso a los medios básicos de supervivencia. Esta acción humanitaria directa demuestra que su concepto de paz es holístico e inmediatamente aplicable a las crisis más apremiantes del mundo.
Al vincular de manera inquebrantable el futuro seguro del planeta con el presente de la justicia social y la ayuda humanitaria, Greta Thunberg se posiciona como una defensora de la paz con una visión integral y global, merecedora del alto reconocimiento del Nobel de la Paz.
EQUIPO CRONICA DIGITAL
Santiago de Chile, 13 de octubre de 2025.
Crónica Digital.