A inicios de julio, el exsubsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, José Miguel Ahumada, dictó dos cátedras en la sede nacional del Frente Amplio, en el contexto del ciclo de formación teórico-político del Frente Estudiantil de la tienda.
La actividad que estuvo precedida por críticas desde la oposición, desde donde cuestionaron que el contenido expuesto por Ahumada sería una «antesala» de lo que se podría aplicar si la ahora líder del bloque del actual oficialismo, Jeannette Jara (PC), llega al gobierno.
«Economía política marxista: introducción al pensamiento político económico de Karl Marx» y «Superar el neoliberalismo: por un nuevo modelo de desarrollo», fueron los títulos de las cátedras que encabezó Ahumada el sábado. Además, el también profesor asistente del Instituto de Estudios Internacionales de la U. de Chile, escribió algunos capítulos del libro «Apuntes para superar el neoliberalismo», texto que fue presentado por la candidata a La Moneda del oficialismo, Jeannette Jara. «Creo que nos dota de los elementos necesarios y una ruta para construir este nuevo modelo de desarrollo», dijo Jara en la presentación del libro.
Desde el Congreso, alguna voces fueron tajantes: el diputado Frank Sauerbaum (RN) señaló que «José Miguel Ahumada viene a desnudar el daño que se puede hacer al país en lo económico, con ideas marxistas retrógradas que han fracasado en todo el mundo«.
Por su parte, el diputado Agustín Romero (Partido Republicano) señaló que «mientras miles de chilenos luchan por llegar a fin de mes, el Frente Amplio se dedica a estudiar el marxismo, como si las ideas que empobrecieron a medio mundo pudieran ahora sacar a Chile adelante. En vez de buscar o estudiar soluciones reales y que sirvan, se encierran en teorías fracasadas que solo traen miseria«.
En otros puntos del mundo, como en República Checa, las «críticas» al comunismo han llegado a puntos como la prohibición de quienes lo apoyen o difundan.
El presidente de ese país, Petr Pavel, firmó una enmienda al código penal para prohibir tanto el comunismo como el nazismo, y se establecen penas de hasta cinco años de prisión.
Desde la oposición han acusado al mandatario checo de utilizar la legislación como una herramienta de persecución ideológica.
EL MARXISMO LENINISMO AL DEBATE
Las críticas por el «estudio del marxismo», o el «peso o efectos» de las ideas que esta doctrina política y filosófica contiene, hoy se han convertido en una materia de debate casi ineludible en Chile, a raíz del reciente triunfo de Jeannette Jara en las primarias.
En la campaña se habló del sentimiento de «anticomunismo» en el país; otros, tras la victoria, deslizaron la idea de que la exministra renuncie a la tienda, aunque sus detractores aseguran que las ideas que pregona el marxismo no abandonarán a la candidata, menos aun con su largo historial de militancia, desde los 14 años.
A inicios de julio, el senador Daniel Núñez (PC), fue tajante en sus declaraciones: «yo soy militante, un dirigente del Partido Comunista y nosotros interpretamos la sociedad -y espero que nadie se escandalice por lo que voy a decir- desde el marxismo», dijo a Tolerancia Cero.
En tanto, al ser consultado por si Jara también era marxista, respondió: «sí, claro», aunque también dijo que Jara «tiene la capacidad de ir más allá del eje de izquierda».
Luego del triunfo de Jara en la primaria, el economista Fernando Carmona (PC), quien hasta hace poco era el coordinador programático de la candidata, dijo en un conversatorio que «nosotros llevamos años trabajando para conseguir este resultado. Ese es un trabajo que lo hemos hecho en el marco de nuestras normas leninistas de organización y bajo las bases teóricas que nos sustentan siempre».
El tema, profundo y lleno de interpretaciones, tiene una vía para ordenar el debate, planteada por la periodista e historiadora, Anne Applebaum. En conversación con Reportajes de El Mercurio, «ordenó» la reflexión con el cuestionamiento de fondo: ¿qué se entiende actualmente por comunismo?
LA MIRADA DEL COMUNISMO EN EL MUNDO
Fuera de Chile, hay voces que son reconocidas por su pensamiento y la forma en que han interpretado el marxismo del siglo XXI. Una de ellas es la del esloveno Slavoj Žižek, filósofo marxista y crítico cultural, posicionado como voz crítica al capitalismo, conocido por su estilo irreverente, y que a raíz de su amplio espectro de definiciones, no se ha ahorrado reproches que consideran sus razonamientos como irresolutos en cuestiones relativas al marxismo y el comunismo.
Una de sus tantas publicaciones donde aborda este tema es en su primer libro, El sublime objeto de la ideología, donde el autor problematiza algunas definiciones de Marx. Para Marx, la ideología era la explicación falsa de la realidad por parte de las clases dominantes para impedir un cambio en el sistema, pero para Žižek, la ideología no tiene que ver con el conocimiento, sino con la práctica. Si Marx dice, «ellos no saben lo que hacen, en la visión de Žižek, la idea queda así: «ellos saben lo que hacen, pero aún así lo hacen».
A su juicio, la ideología se convierte entones en el relato que se cuenta la humanidad para entender la realidad, y lo que realmente ata a la ideología no serían entonces los prejuicios epistemológicos, sino que un goce inconsciente; en otras palabras, que hay relatos que provocan más goce que otros.
En cuanto a la idea del comunismo, el autor ha planteado que esta sobrevive «a los fracasos de su realización como un espectro que regresa una y otra vez (…)», es decir, concebir al comunismo como una idea eterna implicaría advertir, en sus palabras, «que la situación que lo genera es igualmente eterna, es decir, que el antagonismo contra el que reacciona el comunismo siempre existirá«.
Por su parte, la diputada por Barcelona del Partido Popular de España, Cayetana Álvarez de Toledo, también ha abordado en varias ocasiones el concepto. En 2022, en entrevista con EmolTV, y en medio del proceso constitucional que vivía Chile, la parlamentaria analizó el «rumbo» que han tomado las izquierdas en los últimos 30 años, apuntando a que «traicionaron la igualdad».
El cambio, explicó Álvarez de Toledo, comienza «a partir del fracaso del comunismo, donde la izquierda tiene que encontrar un nuevo tótem, una nueva causa, porque es evidente que a la igualdad ya no la ha defendido bien; ha destruido el concepto del obrero y de igualdad. Ha generado millones de muertos, miseria y represión en la Unión Soviética y en sus satélites. Entonces, sustituye el concepto de igualdad por el de identidad«.
En otras oportunidades, la diputada ha señalado que Latinoamérica enfrenta un «tsunami neocomunista de los que pocos están a salvo», y que los nuevos movimientos de izquierda radica, «comunistas que vienen a absorbernos gobiernos democráticos», hay una «cierta parálisis, un complejo y una ausencia de narrativas».
¿DÓNDE ENCAJA CHILE?
En la entrevista con El Mercurio, Applebaum plantea respecto a la interrogante que, «si a un partido, o político, le interesa el comunismo y el marxismo al estilo soviético, entonces es muy peligroso porque eso conlleva la idea de que debe haber un partido único, que es la vanguardia del proletariado, cuyas decisiones son incuestionables«.
En esa línea, profundizó que «si en Chile el comunismo plantea que el Estado debe hacerse cargo de toda la industria y nacionalizar todo, sería un desastre, porque sabemos que eso ya se ha intentado varias veces antes, y es un fracaso. Pero si lo que se llama comunismo implica un interés en que haya más justicia, mejor atención sanitaria, entonces es algo muy diferente».
«En Chile hay que preguntarse ¿qué se entiende por comunismo? Chile tiene su propia historia de debate sobre el comunismo y su propia historia del socialismo, así que habría que ver dónde encaja lo que está pasando», planteó.
EL COMUNISMO CON «RASGOS DE UNA RELIGIÓN SECULAR»
El fin de semana pasado, la escritora e investigadora Lucía Santa Cruz, abordó en una columna de El Mercurio, titulada «la intelligentsia chilena y el anticomunismo«, donde expone los potenciales riesgos que, a su juicio, implican un gobierno liderado por el PC, apuntando a riesgos en «nuestra gobernabilidad e incluso estabilidad democrática».
Para ello, la escritora sostiene que hay dos argumentos que se han esgrimido para «atenuar» cualquier preocupación al respecto: «primero, que el comunismo hoy en el siglo XXI es muy diferente al de la Guerra Fría y la época soviética, y no es un peligro para la democracia. Segundo, que si una comunista llegara a encabezar un eventual gobierno de la izquierda ello sería irrelevante, pues solo sería una más en un gobierno constituido por una alianza diversa, incluida la socialdemocracia».
Frente a aquello, argumenta que si bien es absurdo pensar que el mundo es hoy el mismo de hace 50 años, «sí es efectivo que «el comunismo no es, como se pretende, una simple teoría de la historia y un programa político, sino que tiene, y siempre ha tenido, los rasgos de una religión secular, una fe inconmovible respecto al destino ineludible de su triunfo final y una serie de dogmas contenidos en su autodefinición de ‘marxista leninista’. Y la realidad es que las religiones pueden en el tiempo cambiar sus liturgias, pero mantienen incólumes sus creencias fundamentales«.
Asimismo, junto con subrayar que «considerando que las ideas tienen consecuencias, conviene recordar cuáles son los preceptos esenciales del marxismo leninismo». «En primer lugar, que la propiedad privada es el origen de todo mal y debe ser toda asumida por el Estado; que la lucha de clases debe ser estimulada porque es lo que hace avanzar la historia hacia su destino comunista final; que el proletariado es ‘un mesías’ y debe tener la totalidad del poder, representado por las vanguardias del partido; que la burguesía es el mal encarnado y debe ser aniquilada».
«Todo ello es absoluta e irremediablemente incompatible con la democracia, la libertad, el pluralismo y la alternancia en el poder. En fin, el PC chileno, fiel a Lenin, ha legitimado el uso de la violencia y continúa entrenando militarmente a sus cuadros, porque la vía armada sigue siendo explícitamente una posibilidad teórica«, sentencia.
MÁS ALLÁ DE LAS CONVCCIONES IDEOLÓGICAS
Los planteamientos de Santa Cruz motivaron la respuesta del rector de la UDP, Carlos Peña, quien parte afirmando que por cierto, se puede caracterizar al marxismo como «una suerte de religión», o incluso como «una teodicea intramundana», pero ese tipo de caracterizaciones también podrían hacerse respecto al «liberalismo o conservadurismo».
A su juicio, «es profundamente errado convertir la competencia presidencial en un debate acerca de las convicciones ideológicas finales que abrigan los candidatos o en un debate acerca de filosofía de la historia». Y en su reflexión siguiente, nuevamente se desliza el trasfondo de la interrogante que plantea Applebaum, respecto a dónde encajaría el comunismo, y cuánto depende de la forma en que, en este caso, los candidatos -todos, incluido Jara-, encaucen sus programas, más allá de sus convicciones personales (o en este caso, respecto a su militancia o ideología).
«Lo razonable en el juego democrático es, en cambio, empujar a los candidatos -a todos- a elaborar una propuesta clara y dejarles igualmente claro, también, la responsabilidad de ser fieles a aquella que formulen, al margen de cuáles sean sus convicciones finales. Pero transformar en programa y en voluntad de realización una convicción final y global es profundamente erróneo, como lo prueba el hecho que conduce a conclusiones que, estoy seguro, nadie en su sano juicio aceptará».
LA HISTORIA Y LAS IDEAS
Santa Cruz y Peña continuaron el debate a través de un intercambio de argumentos relativos al peso de la historia y las ideas. Para la académica, ambos elementos importan y son necesarios «a la hora de formarse un juicio político, más allá de meras elaboraciones pragmáticas».
Junto con descartar que las críticas a Jara apunten a la posibilidad de «prohibir» su participación en la elección, pone el énfasis en las proposiciones del Partido Comunista que, a su juicio «deberían causar cierta alarma en la democracia liberal».
Así, Santa Cruz enumera: «su apoyo al proceso bolivariano y especialmente a Venezuela y Cuba; su defensa y promoción del proceso constitucional de la Convención que terminaba con los principios fundamentales de la democracia occidental y proponía su reemplazo por una democracia ‘popular’ directa; su legitimación (¿o incitación?) de la violencia en octubre; la proposición de la candidata de nacionalizar los recursos naturales, incluida la minería; el término de las AFP, que implica el control estatal del mercado de capitales; la idea, una vez más, de elaborar una nueva Constitución, son todos elementos que, más allá de cuál es la ideología inspiradora, deberían ser motivo de preocupación«.
Frente a ello, el rector de la UDP respondió que, en efecto, sí importan las ideas en política y también la historia, e incluso, va un paso más allá: «¿son correctas las ideas del PC? Pienso que no, creo que son erradas e iliberales. Esas ideas operaron en el siglo XX como una magnífica teodicea intramundana que justificó uno de los totalitarismos del siglo XX. En eso también estamos de acuerdo».
«¿Es razonable esgrimir las ideas o la historia para sugerir que como Jeannette Jara es comunista la competencia presidencial de este año consiste en decidir si las ideas el PC habrán de gobernar Chile? ¿Y entonces levantar las alarmas e insinuar que se prepara un asalto al poder? No pienso eso y confío que la profesora Santa Cruz tampoco», puntualiza.
Es decir, «lo correcto es distinguir entre el juicio que merecen las ideas del PC de aquellas del programa gubernamental que formulará la coalición de la que el PC forma parte».
PRINCIPIOS DEL PC
En su declaración de principios, el Partido Comunista de Chile se define como de «raigambre obrera, campesina e intelectual«. Fue fundado el 4 de junio de 1912, y el 2 de enero de 1922, pasa a tener el nombre por el que hoy se le conoce. Su visión de sociedad arranca de criterios científico-humanistas. «Se sustenta en las concepciones de Marx, Engels, Lenin, Recabarren; en aportes de otras y otros pensadores marxistas y progresistas, en la propia elaboración del Partido y en el constante avance en la filosofía y la ciencia», dicen sus bases.
Junto con subrayar que tienen «en cuenta los profundos cambios de la sociedad», además del respeto con los derechos humanos, se definen como «partido revolucionario, que lucha por el socialismo y asigna un rol principal a los trabajadores y trabajadoras, en el progreso y transformación social«.
También se define como «antiimperialista», y que «lucha por la autodeterminación de los pueblos y es solidario con todos aquellos que luchan por su independencia nacional, por la democracia, por el socialismo y la paz».
Respecto a su composición, detallan que es multiétnica, y que militan personas creyentes y no creyentes. «El ingreso a sus filas está vedado a aquellos que sustentan ideologías fascistas, racistas, homofóbicas o sexistas; y a quienes incurren en conductas de violencia de género».
«Los comunistas desarrollan su política basados en la inteligencia y el aporte de todos y cada uno de sus militantes, en el intelectual colectivo que expresa el pensamiento, el constante estudio, la discusión, la experiencia y acción de conjunto de sus militantes al servicio de sus objetivos revolucionarios», subrayan.
¿HACIA DÓNDE SE MUEVE Y QUE PROPONE HOY EL PC?
El contexto de la carrera presidencial, como hilo conductor del debate por el comunismo, lleva inevitablemente a revisar cómo se han «adaptado» los principios del PC, y sobre todo, cómo Jara los encarna en la «modernización» de ese sector de la izquierda.
Eugenio Tironi señala sobre este punto que, en efecto, el PC ha ido tomando una suerte de modernización en las últimas décadas, cuyo ejemplo más reciente apunta al de abrirse «a esta nueva izquierda» liderada por el actual Presidente Gabriel Boric.
Ahora, en la disyuntiva presidencial, y para acceder a los votos que necesitan, «hay un solo camino, que es de abrirse hacia el centro». «(El PC) no sólo debe sostener esta intención de apertura, sino que también entregar una visión de futuro.
Kast propone un ‘capitalismo hasta que duela y autoritarismo hasta que se quiebren los dientes si es necesario para terminar con la delincuencia’, pero ¿qué propondría la nueva coalición que está formando Jara? ¿Qué parte de esta vocación popular representan? Eso está por verse».
Eugenio Tironi, sociólogo Y esa postura del centro, remarca el sociólogo, «está marcada por posiciones muy nítidas en materia de democracia, de derechos humanos, de economía de Estado, de economía exportadora, de respeto irrestricto al Estado de Derecho, y tiene una visión crítica de lo que fue la conducta del Partido Comunista respecto al estallido y de sus postura internacional».
Tironi enfatiza que lo de Jeannette Jara «no es obra de un mero milagro», sino que «por una parte, tiene que ver con un proceso de renovación que ha venido teniendo lugar en el PC, que partió desde 2011 en adelante, con la figura de Camila Vallejo y Karol Cariola, que en cierto modo encarnan la corriente ‘boricista’ del PC».
«Y en segundo lugar, por el propio personaje de Jara, un estallido silencioso que representa una forma más ordenada, disciplinada, prudente y con mejores modales, pero hay algo que también tiene que hemos olvidado y que representó la ‘Lista del Pueblo’, este deseo del mundo popular, de ser reconocido y visto», agrega el también escritor.
Pero la duda que por ahora queda, es qué propone realmente este PC liderado por Jara. «No sólo deben sostener esta intención de apertura, sino que también entregar una visión de futuro. Kast propone un ‘capitalismo hasta que duela y autoristarismo hasta que se quiebren los dientes si es necesario para terminar con la delincuencia’, pero ¿qué propondría la nueva coalición que está formando Jara? ¿Qué parte de esta vocación popular representan? Eso está por verse», zanjó.(Emol)