El martes último, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada decretó la alerta para las zonas costeras del país, luego del sismo de magnitud 8,8 que afectó a la península de Kamchatka, en Rusia.
Ese movimiento telúrico generó un tren de olas que llegó en horas de la mañana del día siguiente a Rapa Nui, también conocida como la isla de Pascua, y luego a la parte continental.
Más de un millón y medio de personas debieron ser evacuadas, sobre todo de las áreas ubicadas a menos de 30 metros sobre el nivel del mar, donde también fueron cerrados centros comerciales y oficinas y quedaron suspendidas las clases y algunos servicios, como el transporte.
Gracias a las medidas preventivas, no hubo que lamentar víctimas, ni graves daños materiales.
A mediados de la semana entró al país un sistema frontal, acompañado de fuertes lluvias, que provocaron desbordes de afluentes, inundaciones, destrucción de viviendas y poblados incomunicados, sobre todo en el sur y el norte chico.
La situación climatológica, ocasionada por un río atmosférico, obligó a las autoridades a cerrar el cruce fronterizo Los Libertadores, que conecta a Chile con Argentina.
A estos problemas se sumó el jueves el derrumbe en la mina El Teniente, operada por la Corporación Nacional del Cobre (Codelco), con saldo preliminar de un muerto, cinco desaparecidos y 19 heridos.
Aunque aún se investigan las causas del desastre, no se descarta la posibilidad de la incidencia en el desplome de un sismo de magnitud 4,2 ocurrido en las cercanías del yacimiento.
Santiago de Chile, 2 de agosto 2025
Crónica Digital/PL