La propuesta de José Antonio Kast de reducir el gasto fiscal en US$ 6.000 millones en un plazo de solo un año y medio se ha consolidado como la piedra angular de su programa económico, pero a la vez, se ha transformado en el principal flanco de ataque de sus contendores. Desde su anuncio en julio por el coordinador económico, Jorge Quiroz, la medida ha generado una intensa polémica sobre su viabilidad técnica y política.
La ofensiva más fuerte provino del propio Presidente Gabriel Boric, quien en el anuncio del Presupuesto 2026, calificó la propuesta de «irresponsable» e «indeseable», argumentando que es «imposible recortar US$ 6 mil millones sin afectar derechos sociales como la PGU». Esta postura ha sido secundada por el oficialismo y por la candidata de Chile Vamos, Evelyn Matthei, quienes exigen al republicano detallar de dónde provendrán los recortes.
Los críticos esgrimen que la dimensión del ajuste en tan corto tiempo es «mayúscula» y que resulta casi inviable si se considera que el 92% del gasto público corresponde hoy a obligaciones legales y gastos comprometidos. En el seno del Partido Republicano, si bien reconocen que es un ajuste «difícil y ambicioso», insisten en que es «inevitable, necesario, y posible».
Fuentes del comando de Kast defienden que una reducción de US$ 6.000 millones es coherente con el gasto público proyectado para 2026, representando solo un 6% de baja, lo que equivaldría a devolver el gasto al nivel de 2023. Sin embargo, en privado, asesores admiten que el principal «flanco» abierto es el compromiso de cumplir la meta en tan solo 18 meses.
Ante la presión, el equipo económico de Kast, liderado por Jorge Quiroz e integrado por Bernardo Fontaine y Rodrigo Álvarez, ha comenzado a detallar la propuesta. Han señalado que US$ 3.000 millones provendrán de medidas administrativas y la otra mitad de iniciativas que requerirán aprobación del Congreso. Fontaine desglosó el ajuste en tres áreas: frenar abusos (como licencias médicas y corrupción) por US$ 1.800 millones, mayor eficiencia del Estado por US$ 2.100 millones, y austeridad en recursos públicos por el mismo monto.
Pese a las críticas de inviabilidad política de expertos como el exdirector de Presupuestos Sergio Granados, en el comando de Kast existe la convicción de que ya ganaron la «batalla ideológica». Argumentan que el debate sobre la necesidad de hacer un recorte profundo al gasto fiscal ya está instalado y cuenta con amplio apoyo popular, considerando el actual escenario de fraudes sociales y mal uso de recursos públicos.
De cara a una eventual segunda vuelta, la gran incógnita es si Kast morigerará el monto del recorte. Asesores de Chile Vamos anticipan que, para lograr el apoyo de otros sectores, el candidato deberá negociar una «salida política» que flexibilice el plazo o asegure que no se tocarán los beneficios sociales. No obstante, desde el republicanismo, un asesor influyente sentenció que «no vamos a bajar un peso al monto de los US$ 6.000 millones», aunque están abiertos a detallar más el plan sin «abrir flancos políticos» innecesarios. (NP-Gemini-La Tercera)